Introducción

La sociedad de la información

Desde hace casi dos décadas, vivimos rodeados de dispositivos tecnológicos conectados a Internet, que, de forma constante, nos ofrecen información, datos y contenidos multimedia, algunos de los cuales desechamos; otros los utilizamos, o bien al instante, o bie incorporándolos a nuestro almacén digital.

Un reloj inteligente nos indicará nuestro ritmo cardiaco y los pasos que damos; el móvil nos informará del tiempo, de lo que hay cerca de nosotros, de quién acaba de publicar fotos en Instagram, de quién comparte una web muy interesante en Twitter o de quién comenta su comida en el mejor restaurante de la ciudad. Y todo ello a un ritmo vertiginoso.
Fuente: Designed by macrovector / Freepik

Según un estudio de la empresa Domo, cada minuto que pasa, los dos mil setecientos millones de personas con acceso a Internet que se calcula que había en el mundo en junio de 2012 envían más de doscientos millones de correos electrónicos, realizan dos millones de consultas a Google, suben cuarenta y ocho horas de vídeo a YouTube, escriben más de cien mil mensajes en Twitter, publican casi treinta mil nuevos artículos en sitios como Tumblr o WordPress y suben más de seis mil fotografías a Instagram y Flickr.

En el enlace «Infografía de cantidad de información que puede abarcar una persona a lo largo de un día» se visualiza esta idea gráficamente.

Otra prueba de ello es este mapa donde podemos ver en directo el movimiento en la red social de Twitter en el mundo. Si observamos durante un minuto el volumen de información que se genera en esta red social, nos daremos cuenta de todo el contenido publicado que no llegaremos nunca a ver.

En Facebook Live podemos ver los vídeos en directo que se están realizando en un mismo momento en Facebook.

Según Omicrono, la predicción para el 2019 es que el tráfico de contenidos en Internet, como es de suponer, aumentará, ya que cada vez más gente tendrá a su disposición un teléfono inteligente, llegando al zettabyte de contenidos generados en un año.

Este conjunto de datos y su combinación permite a las empresas conocer más a sus clientes para satisfacer sus necesidades con nuevos productos, actuar más rápida y eficientemente ante los cambios y resolver los problemas con inmediatez.

¿Y cómo hemos llegado hasta aquí?

Hasta hace unos años, el canal de Internet era monodirecccional, solo algunos privilegiados podían opinar, escribir y compartir los temas que les interesaban. Así empezaron las páginas web de profesionales y empresas. Con la evolución de la web a la web 2.0 (en 2004, un cambio, ahora ya no tan novedoso, pero todavía muy actual), participar y compartir información, discutir y opinar está al alcance de todos; con nuestro móvil, al alcance en cualquier momento del día. Se ha normalizado que todos podemos generar contenido, no solo los profesionales.

La Red se ha transformado en un espacio donde todos los usuarios de Internet pueden participar en la información: crear contenidos, compartir, definir, editar, corregir, criticar… Esto abre la producción de contenidos digitales a los más de cuatro mil millones de personas internautas que hay en el mundo, donde los contenidos son flexibles, moldeables, y efímeros.

Efímeros porque, ante tal volumen de información digital, la gran mayoría de esta pasa totalmente desapercibida ante nosotros, manteniéndose presente tan solo unos segundos en nuestras aplicaciones hasta que algo nuevo aparece y cubre lo anterior.

«Obtener información de Internet es como intentar beber agua de una boca de incendios.»

Mitchell David Kapor, fundador de Lotus

Ante un bufé libre, donde podemos comer todo lo que queramos, es muy fácil que tengamos una intoxicación por exceso de alimentación y falta de tiempo para una digestión sana. Si hablamos de exceso de información, aplicamos el concepto de infoxicación, término acuñado por Alfons Cornella. La infoxicación, un «empacho» informacional de contenido digital, provoca falta de criterio e ignorancia, ya que no nos permite llegar a los contenidos que realmente queremos, por estar rodeados de «ruidos».

«It’s not information overload it’s filter failure.»

Clay Shirky, escritor y profesor de la Universidad de Nueva York

Para poder reducir estos problemas y el ruido informacional que recibimos continuamente, y para que nuestro tiempo en Internet sea más productivo, eficaz y agradable, es importante saber seleccionar la información que encontramos, ordenarla según nuestros parámetros usando las herramientas más adecuadas y de forma crítica.

Conocemos muchas herramientas, pero en ocasiones no las usamos de la forma más ajustada a nuestras necesidades; por ejemplo, sabemos suscribirnos a través de RSS a páginas web para recibir información, pero la dificultad principal no es saber hacerlo, sino en ser selectivo en esas suscripciones. En cada una de las estrategias que se muestran a continuación, se describen recomendaciones y unos parámetros de buen uso.

El objetivo principal de este recurso de aprendizaje es ofrecer diferentes estrategias y herramientas para establecer unos criterios personales en nuestras tareas habituales de gestión de la información digital, para mejorar la obtención y la organización de los contenidos digitales que más nos interesan, mejorando así nuestra experiencia de navegación y obtención de información en la Red.

Cada una de las once pautas presentadas está definida con una breve descripción y con algunas recomendaciones de buen uso para que su realización sea un éxito. Además, se indica qué herramientas y aplicaciones relacionadas lo facilitan su consecución.